Capítulo 2: La Malinche (13 de mayo)
Antes de nada, os pido que leáis primero el post Volcanes y Montañas, más que nada para que llevéis un orden cronológico.
Siguiendo con nuestros findes alpinistas, ayer le tocó el turno a la Malinche, un volcán (creo que el quinto más alto de México) en el estado de Tlaxcala, que sin tener en cuenta el DF es el más pequeño de todos los estados de la República.
Su nombre original es Malintzin y se trata de un volcán ya en reposo. Lo curioso de éste, es que se encuentra en medio de una llanura por lo que resulta impresionante verlo desde lejos: una cumbre tan alta, pero aislada sin otras montañas alrededor.
Aquí va una foto de la cima:

La Malinche (no el volcán…) fue intérprete (y amante) de Hernán Cortés, en los años iniciales de la conquista, por lo que ha sido considerada una traidora entre los mexicanos. La realidad, cuenta la historia de una mujer que aún siendo niña fue entregada por los mayas a los aztecas, como tributo tras alguna de muchas batallas. El conocer ambas lenguas, el nahuatl y el maya, fue de gran ayuda en la conquista española de México. La Malinche fue “regalada” a Cortés por los aztecas junto a otras mujeres y cantidades de oro cooperando con los españoles como traductora.
Viene de ahí la leyenda que la acusa de traidora a la patria mexicana, cuando la realidad es que no existía tal patria pues si algo caracterizaba a México en aquellas fechas son los conflictos entre las civilizaciones que lo ocupaban. Esto fue lo que Cortés aprovechó para imponerse a los aztecas, ya que fue directamente apoyado por el resto de pueblos mexicanos para derrotarlos.
Pero bueno, esto poco tiene que ver con la montaña… La verdad es que es absolutamente recomendable, por lo bonito de la ascensión (aunque algo dura) y por las vistas que ahí desde arriba. Para celebrar que ya es nuestro segundo 4000 (4460 m según Wikipedia)el señor Limón nos convidó en la cima con una botellita de Freixenet, que ayudó mucho a bajar con alegría (y algún que otro resbalón...) hasta la base.

También llama la atención la flora que hay a esas alturas. El inicio del recorrido es un bonito bosque de pinos, pero a partir de 4000 metros más o menos, todo desaparece... ¿Todo?... Si te fijas un poco eres capaz de encontrar cosas tan bonitas como esta. La lucha de la vida por imponerse hasta en las condiciones más extremas...

Ya abajo, y para no perder la costumbre, unas buenas quesadillas en el puestecito de rigor para los domingueros mexicanos y vuelta para casa, cansado pero contento... Nada mejor que un buen monte para cargar pilas, quitar las malas vibras y olvidarte por un momento de los problemas cotidianos.
Nos vemos!!